Transcurría el año 1861, apenas cuatro años después de la publicación del
“Libro de los Espíritus” por Allan Kardec, y en Francia la nueva filosofía espiritista
ganaba muchos curiosos y adeptos por miles, un "bets sellers ". La expansión y divulgación de esta obra era
extraordinaria a pesar de las críticas e inconvenientes de la Iglesia y
otros estamentos de poder. Un amigo de Kardec exilado en Barcelona España y
entusiasmado por la nueva doctrina filosófica solicitó el envío de
varias cajas de libros y estos fueron enviados por el profesor Rivail,
ya conocido como Allán Kardec.
El hecho monstruoso es otro contexto, que parece increible a fecha de hoy , la quema de trescientas obras libros espiritas en la ciudad Barcelona Cataluña España
.
M. Lachâtre habia por aquel entonces establecido libreria en Barcelona; en relaciones de comunidad con las ideas de Allan Kardec, pidió a ése que le remitiera algunas obras espiritas para comenzar la publicidad y proaganda de la nueva filosofia espirita.
Fueron remitidas las obras en número de trescientas. A su llegada a España se reclamaron al destinatario los derechos de aduana, que cobraron los agentes del gobierno español; pero las obras no llegarón a su destino; el obispo de Barcelona, juzgando estos libros perniciosos para la fe católica, hizo confiscar la partida por medio del Santo Oficio. En vista de que los libros no se entregaban al destinatario , Allan Kardec reclamó su devolución; pero esta reclamación quedo sin efecto, y el obispo de Barcelona, a inspiración de la pollicia francesa, basó su negativa en la siguiente respuesta : " La iglesia católica es universal y el gobierno no puede consentir en que estos libros, contrarios a la fe católica, pasen de un pais a otro para pervertir la religión y la moral" Los libros no fueron devueltos y los derechos de aduana continuaron en poder de los agentes fiscales españoles.
Allan Kardec habria podido entablar acción diplomática para defender sus derechos, pero los Espiritus le disuadieron de ello, dándole a entender que tal ignomia era favorable a la propaganda espiritista.
Comentarios
Publicar un comentario