Introducción al estudio de la fotografía y de la telegrafia del pensamiento espirita #AllanKardec .
Resumen:
La llamada fotografía espiritista fue durante mucho tiempo un tipo de
documento visual prácticamente olvidado por los historiadores, crítica y
público en general. A nivel internacional, desde finales del siglo
pasado diferentes estudios han reivindicado el interés de estas imágenes
y el contexto cultural en el cual aparecen. Sin embargo, en España no
se han realizado hasta ahora estudios equivalentes. En estas
circunstancias este artículo pretende hacer una primera aportación a la
historia de este tipo de documentos fotográficos, identificando y
localizando muestras de este patrimonio visual, así como ofrecer una
primera cronología de los principales hechos que con dicho patrimonio se
relacionan. Hasta este momento solamente se han podido localizar
algunas imágenes que fueron publicadas en libros o revistas, pero no
originales ni copias. Los resultados obtenidos parecen indicar que el
fenómeno de la fotografía espiritista, a nivel español, tuvo un alcance y
repercusión bastante reducido, si se compara con el panorama
internacional.
1. Introducción.
Se conoce por fotografía espiritista[1]
un tipo de fotografía en el cual además de la impresión de los
personajes retratados se obtiene la de uno o más supuestos espíritus de
fallecidos, a menudo con una textura translucida.En
el estudio de la fotografía espiritista no se puede descuidar que su
origen lleva asociado una carga ideológica confrontada en dos
posiciones, la de los creyentes y la de los escépticos. Seguramente por
eso fue durante décadas un subgénero prácticamente olvidado por los
historiadores e ignorado por la crítica y el público. Sin embargo, con
una mayor conciencia del impacto social y cultural del espiritismo en su
momento, y alejados de la confrontación dialéctica aludida, los
historiadores de la fotografía, del cine y de la cultura visual han
comenzado a tratar la fotografía espiritista como un factor importante
en la experiencia de la Modernidad.Desde
finales del siglo pasado, un conjunto de exposiciones han reivindicado
el interés de estas imágenes y el contexto cultural en el cual aparecen.
En el año 1997 se exhibió en el Museum Abteiberg de Mönchengladbach Im Reich der Phantome: Photografie des Unsichtbaren,
trasladándose en 1998 primero a la Kunsthalle Krems, en la Baja
Austria; y luego en el Fotomuseum Winterthur de Zurich. En 1999 se
exhibió en Berlín Trascendentale Fotografie. En el 2001 la exposición Faces of the living Dead. The Spirit Photographyof Mrs Ada Deane se expuso en el Contemporary Art Space de Camberra. Dos años después pudo verse Spiritus en el Riksutställningar de Estocolmo y The Disembodied Spirit en el Bowdoin College Museum of art de Brunswick. En el año 2004 se exhibió la muestra titulada Concerning the Spiritual in Photography en el Photographic Resource Center en la Boston University. A esta exposición siguió Le troisième oeil. La photographie et l’occulte, en su versión francesa, o The Perfect Medium: Photography and the Occult,
en la americana. Comisariada conjuntamente por Clement Chéroux y
Andreas Fischer en el 2004 para la Maison Européen de la Photographie de
París y el 2005 para el Metropolitan Museum de Nueva York, se trata de
la muestra más importante y con mayor publicidad de las que se han
realizado. De nuevo en el Met, entre finales del 2012 y principios del
2013 pudo verse Faking It: Manipulated photography before Photoshop que
con un sesgo que deja claro el título, una parte representativa de la
selección eran fotografías espiritistas. Finalmente, en el 2015 la
muestra Spirit Photography se expuso en el Aspen Art Museum de Colorado.
Por otro lado, la bibliografía ha ido creciendo. A los documentados catálogos Im Reich der Phantome (Fischer & Loers 1997) y Le Troisième œil/The Perfect Medium (Apraxine et al, 2004/2005), le había precedido el trabajo de Tom
Gunning (1995) que analizaba la fotografía espiritista en el contexto
de la compleja relación de la imagen con aquello que parece documentar. Jolly
(2006) ha explorado la fotografía de espíritus desde la década de 1870
hasta los años 30 del siglo XX y su impacto psicológico. Harvey (2007)
ha analizado la fotografía de espíritus desde la perspectiva espiritual,
científica y artística mientras que Kaplan (2008) ha abordado la
temática centrándose en un estudio de caso. García Felguera (2008), por
su parte, ha tratado con brevedad el caso de algunas fotógrafas
espiritistas británicas en el contexto más general de fotógrafas y
ciencia. Guixa (2009), en su tesis doctoral, aborda la fotografía
espiritista en su estudio sobre la conquista de lo invisible al ojo
humano a finales del siglo XIX mediante técnicas como los rayos X.
Finalmente, Pablo Santoro (2014) se centra en el contexto británico
posterior a la primera Guerra Mundial.En
conjunto, todos los trabajos citados se han ocupado del fenómeno de la
fotografía espiritista esencialmente en el mundo anglosajón y francés.
Fuera de estos entornos geográficos existen escasos trabajos académicos.
Alessandra Violi (2004) realiza una aproximación hermenéutica a las
fotografías fantasmales tomadas por el médico y criminólogo italiano
Cesare Lombroso en el transcurso de sus investigaciones con médiums.
También el Museo Roca - Instituto de Investigaciones Históricas de
Buenos Aires se ha ocupado del tema. En noviembre de 2006 organizó la
exposiciónImágenes de lo Oculto.
Por otra parte, dos de sus investigadores han abordado el estudio de
este tipo de documentos visuales en el país sudamericano (Corbetta &
Savall 2013; 2017).En el caso
de España, José Rafael Abascal (1990), en su historia del espiritismo
en Andalucía en el siglo XIX, reproduce algunos textos de la prensa
especializada relacionados con el tema. José Manuel Torres Martínez
(1998) alude a ello en su tesis doctoral sobre la fotografía científica
en Barcelona. Mucho más recientemente, Andrea Graus (2014), en su tesis
doctoral sobre las investigaciones psíquicas en España entre 1888 y
1931, hace un breve inciso en la materia al tratar sobre la opinión de
un investigador psíquico. Fuera de estos trabajos, el resto son breves
menciones, referencias o notas en dispersos estudios sobre fotografía,
literatura o antropología.
En
tal contexto, este artículo pretende hacer una primera aportación a la
historia en España de este tipo de documentos fotográficos. Más que
realizar una reinterpretación contemporánea, lo que se pretende es
identificar y localizar dicho patrimonio visual para hacerlo asequible a
historiadores, antropólogos, fotógrafos y público en general. De forma
paralela se desea ofrecer una primera cronología del contexto
relacionado con dicho patrimonio. Este conocimiento a ha de permitir un
primer bosquejo del nivel de contribución de la fotografía espiritista
en las corrientes de Modernidad en España.2. Nota metodológica
Tratándose
de un trabajo que se puede considerar seminal, la investigación de
campo ha consistido por una parte en la recuperación bibliográfica de
artículos publicados en prensa espiritista o general en la época de
estudio. Esta tarea resulta compleja debido a la dispersión de fuentes y
porque una parte considerable de los ejemplares que deberían
consultarse simplemente no están disponibles en bibliotecas públicas.
Localizar y consultar ejemplares de particulares resulta, en el mejor de
los casos, lento y complejo. Lo mismo ocurre con libros y folletos,
alguno de los cuales a día de hoy todavía no hemos podido localizar.
Estas
fuentes bibliográficas y hemerográficas primarias permiten construir un
relato sobre la recepción de la fotografía espiritista como innovación
foránea tanto como aproximarse a las particularidades del desarrollo de
tal práctica en España. Estas mismas fuentes proporcionan también una
parte del material visual generado. Otra fuente de imágenes deberían ser
los archivos fotográficos y las colecciones privadas. En ese sentido
las dificultades también son considerables y los resultados hasta ahora
casi infructuosos.
El resto del trabajo consiste en un análisis de las fuentes y la construcción de un discurso inteligible.
3. Inicios de la fotografía espiritista
Hasta
el siglo XVIII y a lo largo de centurias los adelantos tecnológicos
habían sido exiguos si se compara con los que se producirían después. La
revolución industrial implicó una enorme transformación económica,
social y tecnológica. Durante la segunda mitad del siglo XIX se produjo
una aceleración intensa de cambios y de innovaciones técnicas. Avances
tales como el telégrafo, la radio, el teléfono o los rayos X,
permitieron la comunicación casi instantánea a gran distancia o ver
realidades invisibles hasta ese momento. En términos generales, la
proliferación de instrumentos y procedimientos científicos e
industriales favorecía el optimismo sobre lo que era técnicamente
posible. En este contexto, la fotografía parecía ofrecer a la vez un
canal para satisfacer el deseo de comunicarse con los muertos que
prometía el espiritismo y una prueba de tal “transcomunicación”.
El
origen del espiritismo moderno suele situarse en 1848, cuando dos
jóvenes hermanas, Kate i Margaretta Fox, estando en su casa en
Hydesville en el estado de Nueva York, escucharon unos crujidos y golpes
de origen aparentemente desconocido, que se repetirán los días
siguientes, siendo testigos los vecinos de lo que consideraron un
diálogo inteligente. Con el tiempo las jóvenes hicieron representaciones
públicas en las cuales presuntamente se comunicaban con los muertos,
convirtiéndose así en médiums famosas. Muchos otros médiums, tanto
profesionales como aficionados, empezaron a practicar también sesiones
en las cuales se comunicaban con los fallecidos mediantes golpes secos; o
bien caían en trance y, bajo el control de un espíritu guía
intermediario, hablaban con las voces de otros espíritus que querían
comunicarse con los vivos. Se establecieron protocolos y se construyeron
discursos que servirían de dogma para las asociaciones y movimientos
religiosos que proliferaron.El
invento de la fotografía espiritista suele atribuirse a un aficionado,
William H. Mumler de Boston. En octubre de 1861, realizando un
autorretrato, capturó la imagen del presunto espíritu de un primo
fallecido unos años antes. Un amigo espiritista inmediatamente reconoció
el fenómeno como una prueba significativa de la comunicación con los
espíritus, con lo que publicó la noticia en dos periódicos
especializados. Los espiritistas comenzaron a visitar su estudio en
tropel y su fama se expandió. Mumler terminó dejando su trabajo de
joyero para dedicarse plenamente a este tipo de fotografía que contó con
una gran demanda, espoleada por las pérdidas humanas de la Guerra Civil
americana (1861-1865). En su estudio, las personas interesadas podían
adquirir copias de fotografías de espíritus por el precio de un souvenir
y las imágenes de espíritus se utilizaban en las carte-de-visite,
pequeños retratos cuyo tamaño era el de tarjetas de visita,
extremadamente populares en esa época (Gettings, 1978; Jolly, 2006). En
1869 fue acusado estafa, pero fue absuelto por falta de pruebas (Jolly,
2006; Kaplan, 2008).>Unos años
después la obtención de fotografías espiritistas llegó a Gran Bretaña de
la mano de Georgina Houghton, una inglesa de clase alta, nacida en las
Islas Canarias, que como otras personas de su condición había
experimentado con el nuevo pasatiempo de la fotografía y también con el
espiritismo. Cuando supo sobre las actividades de Mumler, se interesó
rápidamente por ellas. En 1872 conoció a Frederick Hudson, un fotógrafo
profesional quien inmediatamente obtuvo resultados positivos. Pero con
una celeridad semejante le llovieron las sospechas de fraude desde las
propias filas espiritistas, siendo expulsado de ellas en 1874. (Jolly
2006; García Felguera 2008; Guix 2009).En
Francia, la fotografía espiritista aparece algo más tarde, debido a la
posición cautelosa que mantuvo Allan Kardec –en realidad Hippolyte Léon
Denizard Rivail, guía y codificador del espiritismo francés. Cuando las
primeras noticias sobre las imágenes de Mumler llegaron a Francia,
Kardec se mostró interesado, pero también receloso, citando, por
ejemplo, un caso de de doble exposición accidental y el comercio de
imágenes recreativas con doble exposición en Inglaterra (Kardec, 1863).Sin
embargo, tras la muerte de Allan Kardec en 1869 el movimiento
espiritista francés pasaba por una etapa de debilidad. Su sucesor,
Pierre-Gaëtan Leymarie, vio en la fotografía un instrumento para
intentar persuadir a la opinión pública que el espiritismo era más una
disciplina racionalista que una religión. Por ello, cuando en 1873
Edouard Buguet aparece en escena produciendo fotografías espiritistas en
su estudio de París, Leymarie ve una magnífica oportunidad (Chéroux,
2005).
Buguet sostenía que su
cámara y las placas fotográficas eran magnetizadas antes de una sesión y
afirmaba que el espíritu le controlaba en estado de trance durante la
exposición de la placa. Sus fotografías eran de mayor calidad que las
anteriores y tuvo un éxito abrumador. Pero en junio de 1875 fue
procesado por fraude. Inmediatamente confesó haber utilizado la doble
exposición y maniquís o ayudantes convenientemente ataviados para emular
a los espíritus. La policía encontró abundantes pruebas en su estudio.
Pese a ello, y a que durante el juicio describió detalladamente el
proceso fraudulento, los testigos le defendieron. Todos rechazaron que
se tratara de un engaño y cuando fueron confrontados con el acusado y lo
escucharon de su boca, abandonaron la tribuna protestando que se
pretendiera que creyeran la declaración del acusado antes que lo que
habían contemplado con sus propios ojos. Finalmente, Buguet fue
condenado a un año de cárcel. Algunos espiritistas sostuvieron que el
juicio y la confesión habían sido un montaje de la iglesia católica para
desacreditar el espiritismo, lo que fue ampliamente aceptado dentro del
movimiento. Pero el impacto de su confesión y condena desacreditó
notablemente estas fotografías fuera del espiritismo (Chéroux, 2005;
Jolly, 2006).Buguet no fue el
único en comercializar fotografías en París. Algunos espiritistas
franceses interesados en la producción de Mumler compraron algunas de
sus imágenes, pero como el costo unitario resultaba alto, encomendaron
reproducciones a Claude Joseph Choisy, conocido profesionalmente por
Saint Edme —uno de los fotógrafos y técnicos que había examinado el
proceso de Buguet antes de que Leymarie se decidiera a bendecir su
producción espiritista (Chéroux, 2005). En abril de 1875, cuando la
policía registro su domicilio, encontró 40 fotografías espiritistas
(Lestang, 2017). Alguna carte-de-visite de
Saint Edme llegó a España. En concreto en el Museu Frederic Marès de
Barcelona se conserva una de ellas (F1) procedente de álbumes familiares
de la Ciudad Condal, sin que se conozcan más detalles.
F1. Retrato de un hombre y un espíritu del fotógrafo Saint Edme. Fuente: Museu Frederic Marès. Nº de registro MFM-S-21984
Mumler,
Buguet y Hudson centraban su actividad espiritista en los retratos
realizados mediante luz natural. Pero William Crookes usó las entonces
modernas lámparas eléctricas, lo que le permitió también hacer
fotografías a plena luz en sus experiencias de investigación con la
médium Florence Cook (Jolly, 2006).
Crookes
era un eminente científico, uno de los más importantes del siglo XIX, y
utilizó la fotografía en sus investigaciones para inmortalizar lo que
consideraba evidencias de los fenómenos psíquicos de materialización que
provocaban los médiums. Como Crookes tenía un alto crédito científico,
muchos otros investigadores siguieron su ejemplo, convirtiéndose esta
práctica experimental en el origen de buena parte de fotografías de
espíritus que han llegado hasta nuestros días gracias a su publicación
en libros y revistas.: medium;">4. La primera fotografía espiritista en España.Desde
finales de la década de 1860 la prensa espiritista española había
publicado noticias sobre fotografía procedentes sobre todo de la Revue Spirite, incluida una traducción ya póstuma del cauteloso artículo de Kardec que apareció en noviembre de 1869.
El número del 5 de febrero de 1872 de La Revelación: Revista espiritista alicantina reproducía un texto titulado “Fotografía espiritista” que se había publicado el año anterior en El Criterio espiritista (K,
1872). En la reunión de la entonces incipiente Sociedad Alicantina de
Estudios Psicológicos concibieron la idea de hacer un ensayo similar,
como el propio artículo sugería. Por ello celebraron una sesión el
viernes 5 de enero para obtener de los espíritus las instrucciones
precisas. Con los detalles en la mano, acudieron al retratista Jules
Planchard Theville, dueño de uno de los gabinetes de fotografía que
había en la ciudad (Rodríguez Molina & Sanchís Alfonso, 2013;
Linares Albert & Poveda Bernabé, 2014) y donde el experimento
espiritista se llevó a cabo. Por lo que parece, el fotógrafo no puso
reparo alguno en realizar la prueba.
El
médium Juan Pérez realizó una evocación en la misma galería y “se le
presentó el espíritu de su padre, que, enterado del caso, deseaba salir
retratado junto con su hijo” (Fotografía espiritista en Alicante, 1872a)[2].
Planchard realizó la fotografía al médium y luego se dirigió a la
cámara oscura. Al rato, salió diciendo que “notaba dos manchas en el
cliché con formas humanas, una a la derecha y otra a la izquierda del
médium que se había retratado”. Para el autor del artículo
habían
salido en el cliché los retratos de dos espíritus. El que estaba a la
derecha era el padre del mencionado J. Pérez [...], y se hallaba
reclinado sobre su hombro; y el de la izquierda fija la vista en el
suelo en actitud grave y respetuosa.
Se
trata de la primera fotografía espiritista en España de la que tenemos
noticia. No parece que el retrato se llegara a publicar, pero, según el Criterio espiritista, se realizaron muchas reproducciones, aunque desconocemos si ha sobrevivido alguna.
Parece
razonable el interés de un fotógrafo profesional por conocer de cerca
los detalles sobre este tipo de fotografía. Unos años antes, no pocos
fotógrafos habían sentido curiosidad o interés por el magnetismo, que se
había puesto de moda (Fontanella, 1980).
La
noticia de la obtención de la fotografía de espíritus debió estar en el
boca a boca de la población alicantina. Dos semanas después, el 20 de
enero, aparecía en El Semanario Católico local una crítica satírica sobre los hechos. La réplica de La Revelación apareció
en el mismo número citado del 5 de febrero. Sería el inicio de una
áspera polémica entre los dos medios de comunicación (Ramos 2004).
Los ensayos fotográficos en Alicante continuaron. En agosto El Criterio espiritista de Madrid menciona que la misma Sociedad Alicantina de Señoras, por el celo de su digna
presidenta, consiguió, colocada ésta en el foco del aparato fotográfico,
y de noche, una figura que ninguna semejanza tenía en nada con ella,
representando á una reina con manto y corona, de facciones y aspecto
bellísimos; siendo de lamentar que por distracción del fotógrafo, hija
de la sorpresa, desapareciese en su mayor parte tal figura, al herir en
ésta la luz del día por no haber fijado la imagen seguidamente
(Fotografía espiritista, 1872).
El
éxito en Alicante naturalmente interesó a otros cenáculos como la
Sociedad espiritista española de Madrid, aunque con pocos o nulos
resultados (Fotografía espiritista en Alicante, 1872a; Fotografía
espiritista en Alicante, 1872b). Lo mismo parece que ocurrió con la
Sociedad Barcelonesa Propagadora del Espiritismo (Fotografía espiritista
en Alicante, 1872c).
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